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TELETRABAJO Y SMART WORKING: Lo que vamos a aprender del Covid-19

Una reflexión más allá de los aspectos jurídicos y de datos personales sobre la llamada «crisis del coronavirus»

Vivimos una situación sin precedentes que nos está obligando a modificar radicalmente y de forma súbita, nuestros hábitos de vida y trabajo.

Llevamos unos días de confinamiento en los que muchos podemos trabajar desde nuestros domicilios. Considerémonos unos privilegiados por poder minimizar al máximo los riesgos, seguir, dentro de lo que cabe, con nuestra actividad profesional sin tener que desplazarnos.

Para muchos de nosotros esta situación no es nueva: la que suscribe ha trabajado desde hospitales, residencias, trenes, aviones, espacios compartidos, empresas de clientes, desde el despacho y por supuesto desde casa. Y el servicio profesional siempre se ha prestado sin problema. Este es un lujo que los abogados podemos permitirnos. Sin embargo, es el nuestro un sector que se ha resistido a estas cosas por la maldita cultura del “presentismo”.

Primera lección: no es necesario estar físicamente en un despacho para poder prestar asesoramiento (o realizar el trabajo que sea -insisto, siempre que el propio trabajo lo permita-). Algunos ya lo sabían, la mayoría, ahora lo van a comprobar.

Segunda lección: la confianza. Trabajar en remoto implica un ejercicio de confianza en las empresas. La mayoría de los trabajadores son responsables, quieren seguir haciendo su trabajo con normalidad y cumplir con su labor. No se necesita un “vigilante” ni tener a todos recogidos en un mismo recinto para que las cosas se hagan. Se trata de ser responsable. Nos han pedido “responsabilidad” a todos. En esto también vamos a ser responsables.

Esto quizá suponga un antes y un después en la forma de trabajar. Curiosamente grandes empresas y las muy pequeñas (entre las que me incluyo) ya lo habíamos descubierto hace mucho tiempo. Trabajar desde casa aumenta la productividad y disminuye los costes. No hay desplazamientos, se reduce la contaminación. No hay que calentar (o enfriar en verano) grandes recintos ni se necesitan grandes infraestructuras. En las grandes empresas cada vez es más frecuente el concepto “sitios calientes”: llegas con tu portátil y te enchufas… En casa, con un poco de suerte, siempre tendrás tu espacio de trabajo confortable y a tu gusto…

Tercera lección: reducir el estrés. El concepto “downshifting” acuñado hace años por los que con un poco de perspectiva invitaban a pisar el freno y tomarse las cosas con calma en general, cobra, ahora más que nunca, un gran sentido. Estamos en casa, no tenemos que ir corriendo de un lado a otro. No tenemos que sufrir atascos, ni achuchones en los transportes públicos. Podemos dormir más. No hay que recoger a los niños del colegio, ni llevarlos a clases de baloncesto o patinaje. Casi todo puede esperar: nos han interrumpido los plazos administrativos y judiciales. No hay juicios. Las reuniones son ahora virtuales… Es verdad que estar en casa con niños pequeños y sin salir a pasear pueda resultar estresante pero…. ¿no es verdad que el trabajo puede hacerse de una forma más tranquila?

Cuarta lección: regreso a las cosas sencillas (back to the roots). Trabajo, gimnasio, compras, actividades extraescolares, quedar con amigos, pasear… Todo eso hay que hacerlo ahora en casa y desde casa. Hay más tiempo y muchas cosas que todos postergamos para “cuando tengamos tiempo”: leer, leer esas cosas que vamos dejando “para algún día”, ordenar papeles, jugar con nuestros hijos o nuestra familia, ver una buena película, organizar las fotos, cocinar a fuego lento, disfrutar de una comida rica todos juntos, escribir… Podemos disfrutar de nuestro trabajo de una forma más pausada, sin el traje y la corbata (que en nuestro sector siguen proliferando), en ese hogar que vemos poco porque siempre estamos fuera “haciendo cosas”.

Quinta lección: pensar. O meditar. Pensar en estas lecciones de vida que todos vamos a extraer. Pensar en nuevas oportunidades de negocio, en proyectos. Pensar en iniciativas desde casa, en cómo podemos ayudar a los demás (además de quedarnos en casa). Pensar en si estamos viviendo la vida que verdaderamente queremos vivir…

Sexta lección: la tecnología vino para ayudarnos. No imaginamos estos días sin Internet ni medios de comunicación. Podemos trabajar desde casa porque existen herramientas para ello. Nos podemos comunicar. Podemos hablar con nuestros seres queridos y verles aunque se encuentren a kilómetros de distancia. Recibimos noticias a tiempo real y los locutores de la radio trabajan la mayoría desde su casa. Nos reunimos con nuestros clientes y resolvemos sus problemas… en la distancia. Y ni siquiera necesitamos tener los servidores físicamente en casa o en la oficina porque podemos trabajan en la “nube” con herramientas comunes que facilitan el trabajo colectivo.

Eso sí, hay que trabajar seguro. Por ello, estas situaciones excepcionales no deben hacer que bajemos la guardia en la observancia de las medidas de seguridad habituales que protegen la información y los datos personales.

Algunas recomendaciones de seguridad que no debemos olvidar:

1.- Las conexiones remotas deben ser seguras. Para ello existen las VPN. En estos días los informáticos trabajan a destajo para que todo el mundo pueda trabajar utilizando este sistema.

2.- Debería trabajarse siempre desde ordenadores corporativos. Los peligros de trabajar desde el mismo ordenador desde el que nuestros hijos estudian, juegan, descargan películas o se conecta toda la familia, son grandes.El trabajo desde ordenadores propios de cada trabajador obliga a las empresas a establecer políticas BYOD (bring your own device) para regular situaciones como la que estamos viviendo a fin de evitar situaciones que pongan en riesgo la seguridad de una organización.

3.- La política de seguridad en el puesto de trabajo (contraseñas, no apuntarlas, accesos unívocos etc) debe mantenerse en casa. Algunos están en familia, otros en pisos compartidos. El momento de trabajar implica guardar confidencialidad sobre lo que se hace como si estuviéramos en el lugar físico de trabajo. Si se puede trabajar en un sitio en el que estemos nosotros solos, mejor.

4.- Ojo con las campañas de phishing con información o curas del Covid-19. Los desaprensivos también trabajan desde casa. No relajarse. Incluso se están recibiendo emails fraudulentos con instrucciones para el teletrabajo con enlaces para pedir credenciales. Mucho cuidado con esto.

5.- El whasapp y las aplicaciones de mensajería son para comunicarse pero no para tratar temas confidenciales. Mejor utilizar el correo corporativo y las herramientas que la empresa utilice para comunicarse. Estamos aislados pero no incomunicados. Las reuniones vía Teams, Skype etc pueden celebrarse y seguramente serán mucho más productivas que las presenciales en las que a menudo se pierde mucho el tiempo.

El punto de madurez tecnológica de muchas empresas se está poniendo a prueba ahora. Muchos despachos de abogados están sufriendo sus reticencias a utilizar sistemas de almacenamiento en la nube y no han querido ni hablar de transformación digital. Esta crisis supondrá un punto de inflexión en los modelos productivos, en las formas de trabajo y de prestación de los servicios.

Miremos el lado positivo del confinamiento. Seamos responsables. Pongamos nuestro granito de arena para que los contagios disminuyan, para que los sanitarios trabajen con menos agobio, para que esto pase lo antes posible.

Dicen que se aprende más de las situaciones difíciles. Este es el momento.

#yomequedoencasa
#losdetallesimportan

Paz Martin
17 de marzo de 2020